Nostalgia Nocturna
Eran las 11 de la noche, y nos situábamos en la puerta del seudo-pub alternativo. Estábamos esperando a otros amigos más; yo y mi compañera de noche, parados a un costado de la entrada. Transcurrió media hora más hasta que decidimos entrar de una vez, habÃa poca gente, quizás sea porque ese mismo dÃa, supuestamente inaugurarÃan otro local goth-dark, pero no nos entusiasmo del todo, porque suponÃamos que serÃa una propuesta no convincente, en fin, ya estábamos en el otro local. El tiempo transcurrÃa, la gente iba llegando por grupos, por parejas, o simplemente solos, el hecho era que llegaban con un solo fin: el poder disfrutar de la noche y las consecuencias que ella traÃa. Nosotros, en una clásica mesa de madera rústica y sillas tradicionales, empezábamos rutinariamente nuestras conversaciones, entre bulla, chasquidos de cerveza, risas burlescas, charlas sordas y sonidos que se perdÃan por toda una bruma que siempre se solÃa suceder en el lugar. Yo, miraba al resto, me sentÃa algo incomodo, y no sabÃa la razón. Entre The Cure, Smiths y Miss Kittin, estaba yo, parado, moviendo mi humanidad, miraba de reojo a las parejas, que solÃan hacer su propio ritual, siempre sensual ante los sonidos que les motivaba, pero en mÃ, interiormente se mezclaban todos esos actos, y me producÃa un solo sentimiento: la nostalgia.
Mientras me hablaban al oÃdo, porque el ruido producido no dejaba entablar conversaciones rÃgidas, paralelamente pensaba en mi nostalgia nocturna que se me habÃa generado; entonces miré al fondo del pasadizo, recordé esa mesa, esa silla, esa pared del lado derecho, esa esquina, mis pensamientos rebobinaron una vez más y escarbaron los recuerdos de aquella vez que fui feliz, esa felicidad que quieres que dure por siempre y, tratas de gozarla hasta la última gota, hasta el último momento, de esa hablo, de la que es tan pura, hermosa y sincera que no existe nada más absolutamente mejor. Pero de pronto me daba cuenta de mi presente, miraba al resto, a mis amigos, a mÃ, ya todo era distinto, nada volverÃa a ser igual que antes. Hasta que de pronto sonó “No Wordsâ€� de Xymox, y como un rayo efÃmero, pasó por mi cabeza mil y un recuerdos, entonces decidà pararme y bailar solo, para rendir tributo a todas mis añoranzas almacenadas hasta el momento, sacarlas de ahà y danzar junto a ellas, vivir y reencarnar nuevamente, mi nostalgia nocturna.
Creo que, darme cuenta de estos actos realizados, tener raciocinio ante ello, me hizo entender que la soledad es deliciosa en muchos aspectos, es compañera indiferentemente, sin embargo, mi nostalgia nocturna, siempre nacerá, me acompañará y me dirá: solo te quedan tus recuerdos.
Mientras me hablaban al oÃdo, porque el ruido producido no dejaba entablar conversaciones rÃgidas, paralelamente pensaba en mi nostalgia nocturna que se me habÃa generado; entonces miré al fondo del pasadizo, recordé esa mesa, esa silla, esa pared del lado derecho, esa esquina, mis pensamientos rebobinaron una vez más y escarbaron los recuerdos de aquella vez que fui feliz, esa felicidad que quieres que dure por siempre y, tratas de gozarla hasta la última gota, hasta el último momento, de esa hablo, de la que es tan pura, hermosa y sincera que no existe nada más absolutamente mejor. Pero de pronto me daba cuenta de mi presente, miraba al resto, a mis amigos, a mÃ, ya todo era distinto, nada volverÃa a ser igual que antes. Hasta que de pronto sonó “No Wordsâ€� de Xymox, y como un rayo efÃmero, pasó por mi cabeza mil y un recuerdos, entonces decidà pararme y bailar solo, para rendir tributo a todas mis añoranzas almacenadas hasta el momento, sacarlas de ahà y danzar junto a ellas, vivir y reencarnar nuevamente, mi nostalgia nocturna.
Creo que, darme cuenta de estos actos realizados, tener raciocinio ante ello, me hizo entender que la soledad es deliciosa en muchos aspectos, es compañera indiferentemente, sin embargo, mi nostalgia nocturna, siempre nacerá, me acompañará y me dirá: solo te quedan tus recuerdos.